SANTO DOMINGO. Dado el proceso de planificación para el saneamiento del distrito de los cordones de miseria la administración de Balaguer decidió desalojar a millares de familias para dar paso a la construcción de grandes edificaciones como complejos de apartamentos, avenidas, calles y puentes, pero toda esa gente fue “METIDA” en los terrenos que habían pasado al Consejo Estatal del Azúcar CEA, donde fueron divididos por solares y donados a guardias, policías y personas sin recursos de todos los sectores marginados que fueron arrastrados por los cambios estructurales que sufría la ciudad.
Todo ese “TIGUERAJE Y MAL VIVIR” de los sectores populares de distintos desalojos fue “JUNTADO” en un mismo entorno creando como consecuencia las mas diversas formas de robo, latrocinio y maneras para lograr la supervivencia.
Primero se formo una precaria ruta de transporte publico que consistía en carros que cubrían desde lo que hoy es conocido como la entrada hasta el kilómetro 9, años mas tarde se incorporaron unidades del sector publico que cubrían desde el referido lugar hasta la Calle duarte conocido como una de las arterias comerciales mas influyentes de la época.
La administración de Balaguer conciente del problema social que había creado construyo un complejo de apartamentos llamados “MULTIFAMILIARES” que también incluía un centro medico, pero mientras eso estaba en fase de planificación las personas se atendían donde “PABLO EL BRUJO” un curandero de la zona que decía curar todos los males y también mejorar la suerte dando números para “PALES” y billetes de lotería, luego una asistente suya que de vez en cuando le servia de mujer llamada “AFRICA” monto su propio “TALLER DE HECHICERIA” con la novedad de que a los hombres que la visitaban les brindaba cervezas, tenia una “TABLA DE PRECIOS” hecha a mano en un cartón que decía: “ADEMAS DE LAS CONSULTA SE LO MAMAMOS POR 5 PESOS ADICIONALES, Y SI QUIERE ALGO MAS SOLO TIENE QUE PONER 10 PESOS”.
Pero la competencia mas difícil para estos dos “MEDICOS” la ofrecía “EL MULO” dueño de una veterinaria del mismo nombre donde EL PUEBLO acudía a que le receten medicamentos para el dolor de cabeza, la artritis, entre otros males, era muy común gente llegar de madrugada a su establecimiento que le servia también como residencia para que atendiera de emergencia una parturienta, este daba la explicación de rigor: “YO LO QUE SOY ES VETERINARIO, LO QUE ATIENDO ES ANIMALES” recibiendo como respuesta que para los fines era lo mismo ya que por la forma precaria de todos los residentes de por hay tenían esa “ESA CONDICION”.
Con el paso del tiempo los servicios del mulo se hicieron mas populares y hasta “NECESARIOS” porque cada día mas gente daba testimonio de lo bien que atendía a sus “PACIENTES” no era sorpresa ver como un señor iba para que le receten “ALGO PARA QUITARLE EL MOQUILLO A SU GALLO, QUE LE SIRVA A EL TAMBIEN PARA COMABTIR LA
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