Mis más de 40 años en el arte popular, con mucho éxito, me dan autoridad para decir que todavía podemos salvar los colores de la bandera, a través de nuestra música.
74 emisoras en todo el país, colocándose como la primera emisora de audiencia tropical en dominicana: La Kalle, junto con Primera FM, nos indican que este es un camino importante.
Creo que debemos aprender de los dos intentos fallidos en nuestra música: primero el de Baninter, dirigido por Víctor Víctor y José Antonio Molina y el segundo por Frank Ceara y Penbian Sang. Fracasaron, pusieron sus ojos en el gusto perfumado y olvidaron que del pueblo es que realmente han salido nuestros artistas. Los que llenan los estadios y colmadones, en todo el país son las clases media y baja. Olvidaron, que la canción de los marginados, es la bachata y que venia caminando un merengue urbano, pronosticado por nosotros, que hoy ocupa el primer lugar en popularidad.
Esa diferencia se nota marcadamente entre Antena Latina, el Canal 13 y 27, teniendo de frente la fuerza de un pueblo, que es Tele Micro, No es extraño ver que Relatos ocupa el primer lugar en audiencia nacional y donde alcanza la imagen de este canal Tele Micro Internacional, pues presenta la realidad del día a día del dominicano con sus necesidades, vicios y violencias.
Gómez Díaz tiene en su poder la posibilidad de que la música nuestra y gran parte de la cultura sea salvada. Esta red de emisoras no solamente da poder político y económico si no que da un gran poder social y cultural. Económicamente, en otra dirección, triplicaría los beneficios de ellas y ayudaría en una gran medida a nuestros jóvenes valores.
Alicia Ortega, en el mundo informativo saca la cabeza por encima de todo este género en la televisión Dominicana. Claro, no juega con lo popular, sabe separar la verdad de la mentira, de ahí su gran éxito.
La compra de programas enlatados en Tele Micro le da un poder de intercambio con esos países, pudiendo lograr que nuestro arte en general surque decenas de ellos y otros continentes.
Siempre hemos tenido por norte la honestidad y sinceridad en nuestros planteamientos, no necesitamos dar lisonjas inmerecidas a nadie. Ustedes saben que ni doy ni permito esas pendejadas.
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