REGUETÓN CUBANO, ENTRE LA PROHIBICIÓN Y EL DEBATE



Eran las diez de la noche de un sábado y la habanera calle 23 parecía reventar a puro reggaetón. Alrededor de la tarima en el centro de la Plaza Mariana Grajales jóvenes varones de pantalones caídos y chicas en minifaldas bailaban manos arriba con movimientos sexualmente explícitos, entre aplausos, bromas y gestos de aprobación.


Las escenas de "perreo", como se denomina popularmente a este baile,  no eran una novedad pues la propia televisión cubana se pasó todo el año mostrando vídeos con imágenes fuertes y letras subidas de tono.
La fiesta de este tipo de reggaetón, no obstante, puede que no dure mucho: las autoridades, finalmente, amenazaron con censurar las letras de los temas más fuertes, calificándolos de ofensivos y banales.
"Ya se decidió", dijo cortante el director del Instituto Cubano de Radio y Televisión, Danilo Sirio López, ante diputados reunidos en diciembre para la última sesión del 2012. "No se pone un número más grosero, no se pone un número más banal, no se pone un número de letra ofensiva y tampoco video-clips que atenten o denigren la imagen de la mujer", agregó.

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