
Después
de ver a un Wilkins inmobilizado, atrapado en un chaleco cérvico
toráxico y con una alta probabilidad de quedar cuadripléjico, es
imposible no asombrarse al verlo en una actividad que es tan natural
como hablar: caminar.
Con
una vestimenta cómoda, ideal para dejar desplazar el cuerpo, llegó el
cantante y compositor al Parque del Indio en el Condado. Enseguida se
quitó las chancletas y caminó hacia la playa para hacer aún más evidente
la recuperación que más tarde detallaría en palabras.
Pausado,
como también habla, comenzó a estirar el cuerpo con la mirada fijada en
el horizonte, mientras el sol lo calentaba de afuera hacia adentro.
Así, poco a poco, fue aumentando la intensidad de sus ejercicios hasta
alcanzar el “vuelo” que lo pone en control de su cuerpo.
Esa
energía empezó a alimentarla justo después del 30 de octubre del 2011,
cuando fue operado de emergencia debido a una bacteria que se alojó en
su espina dorsal (osteomielitis). “Le pedí a la enfermera que todos los
días me levantara y me sentara frente a la ventana que había en la
habitación y empecé a hacer mis lecturas, mis oraciones y empecé a
viajar fuera de mi cuerpo y así pasaron 45 largos días que, ahora que
los veo, no fueron tan largos, porque tomé la decisión de vivir en un
momento específico y eso me ha ayudado también a mi sanación”.
Comentarios
Publicar un comentario