Qué tan rápido camina una persona y qué tan fuerte puede apretar el puño pueden ser dos indicadores del riesgo que tendrá en el futuro de desarrollar demencia y enfermedad cerebrovascular.
Esta es la conclusión de un estudio presentado en la conferencia anual de la Academia Estadounidense de Neurología que se celebra en Nueva Orleans, Estados Unidos.
Según los investigadores del Centro Médico de Boston, los hallazgos plantean cuestiones importantes sobre estos vínculos y en el futuro se podrán llevar a cabo esas pruebas sencillas en la clínica para observar el riesgo de estas dos enfermedades.
Durante el período del estudio de 11 años, 34 personas desarrollaron demencia y 70 tuvieron enfermedad cerebrovascular.
Cuando se analizaron los resultados con las pruebas iniciales se encontró que aquellos que caminaban más lentamente mostraron un mayor riesgo de demencia.
Y los que tenían menos fuerza de agarre mostraron más riesgo de enfermedad cerebrovascular.
"Aunque en las personas más mayores la fragilidad y el menor rendimiento físico han estado asociados con un mayor riesgo de demencia, hasta ahora no estábamos seguros qué impacto tenían estos factores en las personas de mediana edad".
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