En los últimos días se ha debatido con mayor intensidad lo que muchos músicos y empresarios artísticos catalogan como “la crisis del merengue”.
Posiblemente el merengue que está en crisis es el que desde mediados del Siglo XX ha sido utilizado como elemento homegeneizador de la cultura dominicana. Un merengue tradicional y comercial, que ya no interpela a las masas con la misma intensidad del pasado.
La investigadora de la música, Rossy Díaz, afirma que en realidad esto es más que nada un “pataleo generacional”. Entiende que los merengueros de los años ochenta y noventa, se resisten a enrolarse en las dinámicas que suponen las transformaciones del mercado musical.
Igualmente, la música y autora del libro “Rumbas barriales” una descripción del proceso de configuración musical y social del merengue urbano, insiste en que no hay un sólo merengue, sino varios, y que el interpretado en décadas pasadas, ahora debe ser redirigido a un público romántico que le gusta la música tradicional, pero no puede pretender movilizar una industria cultural con las magnitudes que lo hacía en el pasado.
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