SANTO DOMINGO. Ramoncito, un muchacho criado en el barrio en San Carlos, jugando basketball descalzo y sin camisa, nadie jamás se imagino a principios de la década del 70 que se convertiría en una gran estrella del merengue, que brillaría con luz propia en el firmamento artístico del país, convertido en todo un personaje CARLOS MANUEL EL ZAFIRO, abandono el barrio, sus amigos y vecinos de siempre los cambio por cadenas, carros de lujo, buen whisky, mujeres y sobre todo…Mucha droga.
Después de saborear el éxito, la fama y la fortuna, cayo en el mas bajo de los desprestigios, desde hace varios años anda como indigente a pesar de que muchos han sido los esfuerzos de sus colegas y comunicadores para rehabilitarlo, decenas de veces han relanzado su carrera sometiéndolo a tratamientos anti adicciones, cuando ya las esperanzas comienzan a cifrarse el mismo da vuelta atrás y se interna en el vicio otra vez.
El zafiro anda pidiendo por la calles de la ciudad de New York, como enfermo adictivo hace lo que sea con tal de conseguir algo DE MELMA para calmara su ansiedad, se mete en barras y prostíbulos de mala muerte donde muestra el poco talento que le queda para cantar por un JALON DE LO QUE SEA.
Según un empresario del Bronx propietario de un restaurante, decidió contratarlo como delivery ya que anda el día entero con una bicicleta acudiendo al lugar constantemente a pedir COMIDA Y PAR DE DOLARES SI APARECEN, ante la situación le paga 50 dólares por jornada los fines de semana que realiza junto a otro músico cuyo nombre se negó a revelar así como también pidió reservas del suyo.
El cantante y el músico se trasladan por diferentes puntos de la ciudad llevando paquetes de comida recibiendo entre 1 y 2 dólares de propina, el comerciante aseguro que prefería darles ese TRABAJITO para que se ganen su dinero limpiamente, porque acudían al lugar a pedir como dos mendigos.
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