Aquí está resuelto uno de los misterios del universo: ¿cómo se mantienen
en su sitio los "attachements" que usan las samberas para cubrir sus
partes pudendas? La hoja de parra queda anclada a lo profundo de
sus feminidades por la escultura de un pulgar.
Aquí está la prueba de porqué las samberas se muestran tan alegres
durante durante tantas horas y cómo no se les cae su "taparrabo".
Una solución de ingeniería, modesta por demás en cuanto a sencillez,
ciñe la diminuta prueba del pecado cometido por Adán y Eva
firmemente al contorsionista y ondulante cuerpo de una fogosa e
irresistible sambera brasileña.
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