Estamos viendo cosas que jamás pensábamos que podían suceder en esta tierra que escribió en muchos momentos su lucha por la libertad.
Vender la preparación, a veces en tierras lejanas, a precio de compraventas, es realmente asqueante.
Por cheles por algunos pesos para callar y no publicitar lo que una vez veían en centros de diversiones. Velando y tomando gratis bebidas que muy bien sabían provenían de negocios prohibidos. Así que fácil es, como diría la cantante venezolana Gloria martín.
Así que fácil es crecer como espuma, con lujos no logrados con el sudor de una carrera. Están mostrando a todos los que realmente fueron y son. Mercaderes del templo de la honestidad y de la dignidad.
A veces tenemos que amarrarnos la lengua, aún a costa de posiciones asumidas con mucha valentía.
Diseñadores, comentaristas de arte, artistas, periodistas y mucho más, son los que podemos ver delante de nosotros cuestionando un trabajo que con limpieza hemos llevado en toda nuestra vida. Sí, tenemos una boca dura, se nos decía a cada rato. Este señor está diciendo lo que no se quiere oír. Sabemos mucho.
Ya son 67 años que tenemos muy bien vividos, aprendiendo todo, viéndolo todo y no callando nada.
Después del novelón de este lunes 11, qué nos puede quedar. Ya nos sentamos en la puerta de nuestra casa a ver pasar empresarios artísticos, dueños de clubes y restaurantes, junto a los profesionales arriba mencionados.
Si es cierto que hay una justicia divina, no quisiera irme sin ver dos o tres ejemplos antes de partir.
Voy hacer, cómo me decía Don Manuel Gil: siéntate y verás pasar todos los que te desearon mal sin haberlo merecido. Don Manuel, ya comencé a verlos.
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