Y AHORA...NADIE QUIERER SABER DE EL...


En Santiago...Todo el mundo lo idolatraba, era un ser mimado por los personajes que pululan en el medio.

Sus generosos bolsillos eran una especie de botín al cual todos ambicionaban llegar, pues sus manos cuando entraban sacaban billetes, en cantidades industriales.

En las fiestas cuando el llegaba era recibido cual Rey midas, ya que todo lo que tocaba era convertido en oro.

Cuando se marchaba, el mozo que lo atendió, era recompensado, con dos mil pesos, esto sin contar los porteros y todo aquel que merodeaba, cual buitre carroñero a su alrededor.

Cayo en desgracia, su glamor se fue a pique, los periódicos presentaron su foto en el organismo el cual nadie quiere caer.

Ya desconocido, es un fantasma el cual nadie quiere que le salga.

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