Un acto de salvajismo fue el escenificado por agentes policiales durante el desalojo de más de 80 familias pobres que construyeron casuchas en una propiedad ubicada en el Barrio 4 de Enero de él municipio de Nigua en San Cristóbal.
Los agentes policiales arremetieron desde tempranas horas de la mañana de ayer en contra de los munícipes con disparos, bombas lacrimógenas y hasta chazasos, sin siquiera concertar con los afectados previamente.
Da pena que decenas de niños y ancianos tuvieron que ser evacuados del lugar en medio del caos, tras ser afectados por los gases que emanaban las bombas lacrimógenos; al tiempo que los infelices pobladores del referido barrio defendían sus pocos ajuares que eran destruidos de manera indolente por las maquinarias pesadas que utilizaron los agentes del orden para estos fines.
Más que una actitud abusiva por parte de los agentes del orden hacia estos ciudadanos, es un acto de brutalidad, que en muchos casos los dominicanos nos hemos acostumbrado a percibirlo como un comportamiento normal por parte de los policías, y hasta de hecho, en muchas ocasiones terminamos acostumbrándonos y aceptando.
Sea cual fuera la razón del desalojo, no se justifica el proceder violente de los que están llamados a defender el orden público. Todaos este proceder parece estar justificado en detrimento de los de "A PIES", de los más desposeídos.
Toda esta situación y muchas otras más que acontecen a diario, me traen a la reflexión sobre la capacidad psicológica e intelectual que poseen los agentes de la policía para manejar cierto nivel de pode, y más aún, para manipular armas de fuego que a fin de cuenta sirven para matar.
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