Los artistas intérpretes y ejecutantes reunidos en SODAIE, acaban de interponer una querella formal y se constituyeron en actor civil contra SODINPRO por no acceder a los pagos históricos que los primeros requieren.
Nadie sabe a ciencia cierta cuánto mueve la industria musical -incluso ahora, que anda de capa caída después de la desaparición de los sellos disqueros, las casas de ventas de discos, y hasta el disco en sí mismo (casi).
Parte de ese complejo engranaje es el de los derechos que genera la música que se ejecuta o se graba.
Hace casi tres años, un grupo de importantes figuras de la música crearon SODAIE (Sociedad Dominicana de Artistas Intérpretes y Ejecutantes), que se fundó con la rencilla natal de una especie de madrastra de la Cenicienta: SODINPRO (Sociedad Dominicana de Productores Fonográficos).
Ramón Orlando (presidente de SODAIE), Maridalia Hernández, Pochy Familia, Crispín Fernández y otros exigieron -y aún hoy siguen exigiendo- que la sociedad que preside Johnny Montaño y tiene a Cynthia Denise Pichardo Pereyra como directora general, les pague lo que, según ellos piensan, es su natural derecho.
En el pliego de demanda, el abogado querellante, Abrahán de Jesús Santos, plantea que SODINPRO, desde sus orígenes manifestó el interés de convertirse en una gestión única de derechos afines o conexos, "aunque ello implicara usurpar los derechos otorgados a los artistas intérpretes o ejecutantes de agruparse en su propia gestión".
Comentarios
Publicar un comentario