El doctor Conrad Murray le proporcionó a Michael Jackson dosis de drogas más altas de lo que le dijo a los detectives, y aparentemente tenía el anestésico propofol moviéndose por sus venas al tiempo en que su corazón dejó de latir, dijo en corte el testigo estrella.
Jackson “murió – pero murió con la infusión corriendo”, testificó el doctor Steven Shafer, quien usó gráficas para invalidar el argumento de la defensa de que el cantante se auto administró la sobredosis de propofol y el sedante Lorazepam, ambos detactados en mayores cantidades de las que Murray dijo que le había proporcionado.
Shafer dijo que no es posible tomar dosis de propofol hasta morir y explicó que cuando se recibe oralmente es metabolizado por el hígado antes de llegar a la sangre, por lo que en el caso de Jackson tuvo que haber sido inyectado.
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