NO HAY CRISIS DE MERENGUE NI DE MERENGUEROS; HAY MAL MANEJO DEL MERENGUE Y DE MERENGUEROS ANTE LA CRISIS


La “crisis del merengue” es una discusión cíclica. En todas las épocas se ha hablado de ello, y sin embargo todo queda en teorías, abultamientos y figureos.  Si hay una crisis mundial, lo lógico es que los elementos individuales de las sociedades sientan el peso de la misma y traten de adaptarse a los nuevos cambios. 

Pero los merengueros se niegan a hacer esto obviando un análisis objetivo de la crítica situación económica que atraviesa el país y su impacto en un sector tan inestable y de escasa prioridad.

Son muchos los factores que han incidido en el descalabro  Hay que hacer una reingeniería del negocio de la música.  Las navidades y específicamente Diciembre es la época en donde generalmente los artistas logran las mayores recaudaciones por actuación.

En los últimos 5 años “el mes zafra” para las agrupaciones merengueras ha sido frustrante.  Los organizadores de fiestas de empresas privadas han acudido a las llamadas "copy band", capaces de hacer los disco más pegados de los grupos más populares  con igual calidad que los originales y distribuyendo en rifas para los empleados parte del dinero que gastaban contratando agrupaciones con altas tarifas.

El decreto que regula los horarios de expendio de bebidas alcohólicas en lugares de diversión ha sido la espada de Damocles que sigue como amenaza latente en la garganta de la industria musical.  

Los líderes se niegan a volver a los orígenes de los sistemas promocionales, cuando los artistas tenían contacto directo con los medios de comunicación, prefiriendo dejar que todo lo haga un equipo de trabajo para ellos permanecer en la tranquilidad y disfrute de sus bien ganadas fortunas.

Es importante resaltar lo siguiente: Con el merengue no ha ocurrido algo importante que si está sucediendo con la bachata. El relevo de la bachata ha logrado imprimir nuevos colores al género, colocándola en el gusto de las nuevas generaciones sin atentar contra los posicionamientos de los líderes tradicionales.  

La aparición de este relevo ha invertido el péndulo, moviendo las influencias de afuera hacia adentro.  Romeo Santos y Prince Roy encabezan esta tendencia.  Sin embargo, ni Anthony Santos, Frank Reyes, Zacarías Ferreiras, Raulin y todos los establecidos como ellos no han cambiado sus patrones rítmicos ni han sentido amenazada su estabilidad artística y financiera por los nuevos valores.

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