ES DE CASANDRA QUIEN SE HABLA


Eramos vecinos, apenas dos cuadras nos diferenciaban. Su casa fue un refugio de los artistas de los 50’s hasta los 80’s. Las comilonas y bebederas eran constantes, la Embajada la llamaban. Las discusiones entre ella y Lope Balaguer se sucedían a cada rato, y él le llamaba La Foca.
Ella, sobre todo, era muy solidaria. Nunca olvidaré cuando le solicité su intervención para la entrada el país de su amiga Mercedes Sosa. Llamó a su hijo Papito, cónsul en Puerto Rico y le ordenó visarla y a seguidas le cerró el teléfono.
En esa segunda vuelta de Mercedes al país, con mi hermana Isabel, que se encontraba en mi casa por unos días, inventé una cena con la Negra Sosa que se hacía acompañar de su guitarrista Petete. Allí estaban el grupo “Convite”, Fausto Rey y la hermana Casandra Damirón.
Había que estar allí y ver a la dos negras: Casandra Y Mercedes disfrutando hasta las 4:00 de la madrugada, cenando las aves rellenas como ella le llamaba, una abundante ensalada de berro y un rico arroz con consomé que mi hermana Isabel nos obsequiaba en su delicada forma de cocinar.
Y conversábamos todos de cómo la mamá de Checheo y Papito tenía todos los días, cuando se encontraba en el país, en su terraza, a la centenaria Novia de América, Libertad Lamarque. Y recordaba con la intérprete de “Mandé” cómo habíamos asistido al anfiteatro de la Facultad de Ingeniería junto a la mujer mangulina, Elenita Santos, a una exhibición/conferencia sobre la cultura en nuestro país. Y es que la madre de Luisa no solamente cantaba, bailaba, sonreía, era una excelente anfitriona y también era una investigadora natural como lo fue su hermano Papito. En estos momentos que su nombre se manosea, a propósito de un premio de 28 años, que inicialmente ostentó los colores, las alegrías y las luchas por el arte nacional, me preocupan, porque no es cualquier nombre de mujer, es de Casandra de quien se habla. Su nombre en la mitología griega significa brillar, destacar y cual profecía perseverante nos hablaba de la caída de Troya que nadie creyó.
Qué cosa, que ahora entre familia e institución artística casi se está dando el mismo oscuro presagio.

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