Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina llenaron anoche la Media Luna del Palacio de los Deportes: de hermosas canciones, extensos monólogos y "boches" al por mayor y detalle.
La gente que colmó ese aforo (que no termina de convencer como lugar apropiado para conciertos, por la pésima acústica y el calor extremo), en su mayoría seguidora de uno o del otro y, en el mejor de los casos, de los dos, se gozó y vitoreó cada intervención de esos dos "locos bajitos".
Sabina con su toque de humor y descaro interpretaba temas de Serrat, lo elogiaba, se burlaba de él y, como ya es su costumbre, le decía sus verdades a quienes, desde el público, incordiaban a los demás con la tomadera de fotos.
Serrat, adoptando una actitud parecida (es parte del guión de la gira), a la vez que hacía lo propio, incluía un toque especial a su "crítica" a Sabina, cuando decía que le daba igual cantar o no al lado de éste, pero que necesitaba que el autor de "Esta boca es mía" llegara vivo a diciembre.
El repertorio del concierto incluyó éxitos de ambos como: "Esos locos bajitos", "Cantares", "Noche de bodas", "19 días y 500 noches" y muchos, muchos más.
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